Gabón reacciona al fallo de la CIJ y abre la puerta a reclamar territorios en Ebebiyin y Mongomo

Tras el reciente veredicto de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) que otorgó la soberanía de las islas Mbañe, Cocoteros y Conga a Guinea Ecuatorial, el gobierno de Gabón emitió un comunicado en el que afirma que el fallo podría tener repercusiones en la delimitación terrestre entre ambos países.

Según el comunicado oficial difundido por el Ministerio de Asuntos Exteriores gabonés, el tribunal con sede en La Haya “ha reconocido la validez definitiva de la Convención Franco-Española de 1900”, lo que, a juicio de Libreville, transforma el río Kyé —hasta ahora considerado frontera natural— en una línea recta que modificaría el trazado de la frontera en la zona continental.

“El fallo de la CIJ reconfigura el marco legal de nuestras fronteras, lo que implicaría que ciertos territorios actualmente bajo soberanía ecuatoguineana, como parte de Ebebiyin y Mongomo, correspondan a Gabón”, señala el comunicado, sin especificar si se emprenderán acciones legales inmediatas.

La postura gabonesa sorprende, dado que la sentencia fue inicialmente interpretada como una victoria clara para Guinea Ecuatorial. Sin embargo, Libreville matiza que el dictamen también “abre un nuevo capítulo para resolver otras disputas territoriales históricas entre ambas naciones”.

Analistas advierten que esta reacción podría ser el preludio de nuevas tensiones diplomáticas, aunque el gobierno gabonés asegura que mantiene su compromiso con la vía del diálogo. “Estamos dispuestos a entablar negociaciones bilaterales con Malabo sobre las implicaciones del fallo y las delimitaciones pendientes”, añade la nota.

Hasta el momento, Guinea Ecuatorial no ha respondido oficialmente al comunicado gabonés. No obstante, en declaraciones anteriores, las autoridades de Malabo han reiterado que las fronteras actuales están claramente definidas y respaldadas por la legalidad internacional.

Este nuevo episodio revive viejas disputas en la región del Kié-Ntem y Wuele Nzás, donde convergen intereses históricos, identitarios y estratégicos, y donde el trazado de las fronteras coloniales sigue siendo motivo de fricción entre dos países que, pese a compartir lengua y cultura, mantienen una relación diplomática marcada por la cautela.