¡Exclusiva! Ángel Francisco Ela: “Muchos ecuatoguineanos se han formado, pero les falta la cultura de empleabilidad”

Con motivo del Día Internacional del Trabajo, la revista “Impactus” conversa en exclusiva con Ángel Francisco Ela Ngomo Nchama, Secretario de Estado del Ministerio de Trabajo, sobre la situación del mercado laboral en Guinea Ecuatorial, los retos estructurales, la falta de correlación entre formación y empleo, y las iniciativas impulsadas por el Gobierno para revertir esta tendencia. Jurista de formación y exdirector general de Trabajo y Seguridad Social, Ela Ngomo ofrece un balance crítico pero esperanzador del sector laboral nacional.
¿Qué significado tiene el Día Internacional del Trabajo para usted?
El 1 de mayo conmemora la lucha histórica de los trabajadores, quienes han sido la parte más vulnerable de la relación laboral. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) consolidó esta fecha para recordar el sacrificio de muchos que dieron su vida por los derechos que hoy disfrutamos: condiciones dignas, salario justo, jornada limitada. Es un día para reflexionar sobre lo que se ha logrado y lo que aún queda por hacer.
¿Cómo valora el panorama laboral actual en Guinea Ecuatorial?
El panorama sigue siendo complejo, como en muchas partes del mundo. La economía nacional depende en más de un 80% del petróleo, por lo que las fluctuaciones internacionales han tenido un impacto directo. Desde la caída de los precios del crudo en 2014, pasando por la pandemia de la COVID-19 y la tragedia del 7M en Bata, hemos enfrentado diversos shocks económicos que provocaron cierres de empresas y reducción de personal.
Aun así, el Gobierno ha impulsado planes de diversificación para promover sectores no petroleros, como la agricultura, ganadería y pesca, y fomentar la creación de cooperativas. Estamos sentando bases nuevas para una economía más inclusiva y sostenible.
¿Cómo funciona el plan de cooperativas al que hace referencia?
Se trata de un modelo de desarrollo inclusivo que agrupa a pescadores, agricultores y ganaderos en cooperativas con acceso a financiación. Por ejemplo, el programa AIMUGE, impulsado por la Primera Dama, ha ayudado a mujeres del sector informal a acceder a microcréditos y consolidar actividades de autoempleo. Esto ha fortalecido la producción nacional y generado nuevos puestos de trabajo.
¿Qué otras medidas se han tomado para impulsar el empleo?
Hemos lanzado el proyecto “Impulso Profesional”, en colaboración con el PNUD, dirigido a jóvenes menores de 35 años con formación técnica o universitaria. Se trata de un sistema digital y transparente que permite a los jóvenes acceder a ofertas laborales sin necesidad de trámites presenciales. Los resultados de esta fase piloto serán presentados próximamente.
Además, estamos revisando la Política Nacional de Empleo, vigente desde 1992, para adaptarla a las realidades del siglo XXI.
¿Cuál es el principal desafío que enfrenta el mercado laboral?
El desempleo juvenil es un gran problema, pero también lo es la desconexión entre formación y demanda real. Muchos se forman sin considerar las necesidades del mercado. Tenemos cientos de licenciados en derecho, pero escasean los técnicos en agricultura, mecánica, imagenología o transformación industrial. Falta una cultura de empleabilidad: esa disposición para trabajar, aprender, adaptarse y crecer desde abajo.
¿Por qué esta desconexión entre formación y empleo?
Porque no existe aún una política de formación profesional bien estructurada. Además, Guinea Ecuatorial depende en gran medida de las importaciones y no cuenta con una industria de transformación sólida. Esto genera una acumulación de personas con diplomas que no pueden integrarse al sistema productivo.
¿Es por eso que los trabajadores extranjeros suelen tener más éxito laboral en el país?
Exactamente. Un extranjero llega al país, se adapta, trabaja y asciende sin mayores conflictos. Mientras tanto, muchos ecuatoguineanos se estancan porque no tienen la actitud ni la preparación práctica que el mercado exige. La empleabilidad no es solo formación, también es disciplina, responsabilidad y orientación a resultados.
¿Cuál es el estado actual de la Política Nacional de Empleo?
Fue redactada en 1992 y necesita una actualización urgente. Estamos trabajando en un nuevo documento que responde a las necesidades actuales. Queremos que las formaciones profesionales respondan directamente a la demanda empresarial. Si una empresa necesita técnicos, el centro de formación debería preparar perfiles específicos para cubrir esa demanda.
¿Qué avances hay en materia de digitalización del empleo?
La digitalización ha sido clave en “Impulso Profesional”. Más de 5.300 jóvenes se han registrado en línea. Este modelo demuestra que el sistema tradicional de oficinas de empleo debe evolucionar. Buscamos mayor eficiencia y transparencia.
¿Cómo colabora el Ministerio de Trabajo con las instituciones de formación?
Aunque no hay aún una conexión institucional consolidada, hay avances. En la elaboración del borrador de la nueva política de empleo han participado el Ministerio de Educación, la misma universidad, centros de formación privados, organizaciones juveniles, sindicatos y empresarios. Es un trabajo conjunto.
¿Cómo está el respeto a los derechos laborales en el país?
Las leyes de trabajo, inspección y seguridad social están en vigor y protegen los derechos de los trabajadores. El Ministerio realiza inspecciones y sanciona a las empresas que incumplen. Sin embargo, reconocemos que la actividad inspectora tiene sus límites. Por eso es importante que los trabajadores se organicen en sindicatos o comités.
¿Por qué hay tantos casos laborales en los tribunales y otras instituciones del Estado?
Porque hay un déficit de cumplimiento empresarial y una baja cultura del diálogo. El Ministerio promueve la mediación y conciliación, pero cuando no se alcanza un acuerdo, el caso va a la magistratura. El poder judicial es el que resuelve definitivamente estos conflictos.
¿Qué papel desempeñarán los nuevos mecanismos de arbitraje y conciliación?
Estamos trabajando en un servicio nacional de arbitraje, conciliación y mediación laboral que ayudará a resolver conflictos fuera de los tribunales. No sustituirá a la magistratura, pero sí ofrecerá una vía más rápida y menos costosa para trabajadores y empresarios.
¿Y el papel de los inspectores de trabajo?
Su función es verificar que se cumplan las normas laborales, pero no pueden resolver todos los problemas. De ahí la necesidad de fortalecer las estructuras sindicales. Un sindicato activo puede proteger mejor al trabajador frente a posibles represalias.
¿Por qué los sindicatos están tan debilitados?
Es una cuestión cultural. Falta solidaridad y compromiso colectivo. Aunque están legalmente reconocidos desde el año 2000 y fortalecidos desde 2019, su presencia sigue siendo débil. Necesitamos fomentar una cultura sindical activa y participativa.
Por último, ¿qué mensaje desea transmitir en este Primero de Mayo?
Instamos a la juventud a adoptar una conciencia patriótica, nacionalista y social. Solo así podrán asumir su papel en el desarrollo del país. Desde el Ministerio tenemos planes concretos que pueden ayudarles a encontrar empleo, pero también necesitamos su voluntad, compromiso y sentido de responsabilidad.