El “plátano ya está maduro”: cuyo significado el salario se ha ingresado en la cuenta 

La lengua es un organismo vivo. Se transforma, evoluciona y recoge las experiencias colectivas de los pueblos que la hablan. En Guinea Ecuatorial, en los últimos meses, una expresión coloquial se ha instalado con fuerza en el imaginario social: “el plátano ya está maduro”. Esta frase, aparentemente sencilla, se ha convertido en un termómetro popular, con un significado concreto y compartido: el pago de los salarios a los funcionarios públicos y trabajadores autónomos.

Cada final de mes, alrededor del día 28, la expectativa recorre pasillos de oficinas, mercados y redes sociales: “el plátano no está maduro” significa que aún no se ha cobrado, que las cuentas siguen vacías y que las familias deben continuar esperando. Por el contrario, cuando “el plátano ya está maduro”, la alegría se multiplica: el dinero ya está en las cuentas y comienza a circular.

El fenómeno no es nuevo: las sociedades suelen inventar expresiones para nombrar realidades cotidianas difíciles o sensibles. Pero lo llamativo en este caso es la rapidez con que la frase se ha normalizado en todos los ámbitos nacionales. Hoy no solo se escucha en conversaciones informales, sino que aparece en estados de WhatsApp, publicaciones de Facebook y hasta en discusiones de sobremesa. Una imagen de un racimo de plátanos verdes, amarillos o maduros basta para comunicar el estado financiero de cada individuo al final del mes.

Más allá de lo anecdótico, el auge de esta expresión revela una doble dimensión. Por un lado, refleja la creatividad lingüística del pueblo ecuatoguineano, capaz de resignificar un alimento tan cotidiano como el plátano para dotarlo de un valor simbólico y económico. Por otro, muestra la dependencia estructural de gran parte respecto al salario mensual y la importancia social de la puntualidad en los pagos.

La Academia Ecuatoguineana de la Lengua Española (AEGLE) tiene aquí un desafío interesante: registrar y analizar expresiones populares que, aunque nacidas en la oralidad, se convierten en auténticos símbolos culturales. Incluir “el plátano ya está maduro” en el repertorio de ecuatoguineanismos sería reconocer que la lengua pertenece a quienes la usan y que el habla popular merece un espacio legítimo en la institución.

No obstante, el trasfondo invita también a una reflexión más amplia. Que la expresión más viral gire en torno a la espera del salario revela la fragilidad del bolsillo ciudadano. En definitiva, el plátano es alimento, cultura y metáfora. Pero en nuestra sociedad, se ha convertido en el marcador lingüístico más preciso.

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Justo Enzema-Nzá

Licenciado en Ciencia de Información y Periodismo por la UNGE. Está muy ligado al periodismo de investigación. lleva trabajando en los medios de comunicación nacionales desde 2014.

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